Espero que te quedes...

jueves, 24 de junio de 2010

No es que siempre me queje, es que me he dado cuenta de que solo tengo la necesidad de escribir cuando algo no va bien. Me descarga, me ayuda a relajarme en lo posible, me ordena las ideas, me hace compañía...

Me siento revuelta, e insegura, ahora más que nunca vivo esa experiencia de no saber qué pasará mañana, de no ser capaz de hacer planes de ningún tipo con más de una semana de distancia. El master, un posible nuevo trabajo... y sobretodo tú. Tú que has sido el ingrediente secreto de la receta de mi bienestar en estos últimos años. Tú que has sido el motor que me movía en los días difíciles, para afrontar los problemas, y en los días felices para hacer de esta felicidad algo tangible y mullido.

Ahora tú puedes desaparecer de mi vida, y eso me da vértigo, miedo, dolor y sobretodo una pena tan densa que cuesta tragarla. Tienes dudas, tienes a otra persona en la cabeza: esa persona que en realidad nunca se fue de allí, esa persona con la que fuiste tan feliz antes de conocerme a mi... esa persona con la que aún no has cerrado la puerta. Y el miedo me invade, quiero aparentar normalidad. Bueno, esto no es del todo cierto: quiero que vuelva la normalidad, pero no lo consigo. Me resulta difícil después de lo que hablamos el otro día.

Hemos decidido intentarlo, nos queremos y esa es razón suficiente para luchar por lo nuestro. ¿Pero será suficiente para ti solo quererme? ¿podrás apaciguar ese recuerdo que aleja a tu alma de la mía? Quiero pensar que sí, es lo que más deseo en el mundo. Pero sinceramente, es algo difícil. Son diez años de tu vida contra los dos y medio que llevamos nosotros. Y esa inseguridad provocada por esta incertidumbre no ayuda a mejorar las cosas. Paso de ser la chica alegre y llena de luz, a un ser cada vez más gris y mustio.

Por favor, no te vayas de mi vida, eres lo mejor que ha pasado por ella. Nunca me he sentido tan a gusto antes, CON NADIE. Me veo reflejada en tu mirada cada día. Me siento comprendida y halagada por tus abrazos. Sé que me retorcería de dolor si tuviera que pasar por la fase de desintoxicación de esa droga que me das. Porque eres adictivo: cuanto más te conozco, cuanto más tiempo paso contigo en la misma casa, más te quiero. Y siempre pienso que resulta imposible quererte más, pero nunca dejo de sorprenderme.

Sí es cierto que noto ciertas carencias, como ese brillo especial que solo tienen las miradas enamoradas. Pero a veces, fugazmente, lo he visto asomar como diciendo ”ten paciencia, estoy aquí y quiero salir, pero aun no estoy listo” y eso hago... esperar, no me importa, todo lo demás que nos rodea es perfecto.

Cuestión de escala de valores

sábado, 8 de mayo de 2010

Cuando uno cree que está perdiendo el tiempo, que está perdiendo un momento para dar ciertos pasos que una vez termine, será para no volver... una se agobia. Y es que ciertas decisiones pueden cambiarte la vida, y la incertidumbre de no saber si para bien o para mal es una mala consejera.
Una cosa sí la tengo clara: vale más tomar una decisión (puedas o no equivocarte) que convivir con las sombras de la duda, pasear con los hipotéticos casos que podían haberse dado a lugar, y escuchar los susurros paralizantes del miedo a cambiar.

Y la elección en este caso es la siguiente: llevo años trabajando en la empresa de mi padre, un lugar seguro, de cierto prestigio y donde los sueldos con los años (aunque no al principio) tienden a ser altos. Tengo la oportunidad de ser socia de la empresa cuando mi padre se jubile. Tengo lo que la gente de mi entorno llama "grandes oportunidades que solo una inconsciente rechazaría". Yo no me tengo por inconsciente, de hecho analizo bastante las cosas, las medito y las digiero... y resulta que esta oportunidad me está haciendo polvo.

Odio este trabajo, lo he intentado, he intentado conocerlo bien con el fin de ver el lado bueno que pudiera tener... pero no lo encuentro. Es completamente opuesto a mi carácter y a mis facultades. Mi biología me dice continuamente que mi destino es otro, que nunca podré ser buena en esto porque lo mio no es ir de empresa en empresa de "killer" para que me faciliten las cosas. Ni los números (en mi vida he aprobado matemáticas a la primera). Ni depender de que tu compañero te acuchille por la espalda solo por quedar mejor que tú ante los superiores, aunque tengamos que trabajar en equipo. Ni trabajar contra reloj absolutamente todos los días del año. Ni ver desde dentro como empresas que han sido clientes tuyos durante años, cuyos trabajadores terminas conociendo, se van a pique. Este trabajo es feo, pero con la crisis su fealdad se acentúa, pues ya no ayudas a mejorarlas, sino que intentas ver si se puede coger por algún lado para salvarlas, de no ser así yo no puedo no involucrarme personalmente.

Aquí no hay tiempo de explicaciones: te sueltan en el cliente como jefe de equipo y buscate la vida ¿que es tu primer trabajo como jefe de equipo? ¿que hay cosas que no has hecho en tu vida? ¿que si "la cagas" las consecuencias pueden ser importantes? te jodes, no hay tiempo físico para que nadie te explique nada, uno aprende a ostias. Encima, cada vez que dominas algo... te dan un marrón nuevo y más grande y así durante toda tu carrera (pues conozco a gente que lleva 15 años en la empresa y sigue obteniendo nuevos "retos").

Procuro ver la parte buena de este curro... y yo personalmente no encuentro ninguna (bueno, la seguridad y el dinero... pero eso lo puedo encontrar en otros trabajos, y mi salud en este caso es un precio a pagar demasiado alto como moneda de cambio).

Por otro lado me siento un poco mal por no ser capaz de valorar eso que todo el mundo dice que es un privilegio. Sé que hay trabajos muchos más duros que el mío, y peor pagados, y más incómodos y más deprimentes. Sé que es así. Que debería de alegrarme de lo que tengo. Que la mayoría de los trabajos son como este, sacrificados e ingratos. Pero tengo mi decisión tomada: quiero dejarlo. Sí, sé que no es el mejor momento, sé que es una locura tal y como están las cosas, sé que a lo mejor me puedo cargar mi carrera profesional... Y es cierto que tengo mucho miedo a equivocarme. Pero algo me lo pide a gritos por dentro, no es capricho del momento. No es un impulso, esa voz lleva diciéndome que mi sitio está en otra parte desde el primer día y a lo largo de los años ha ido subiendo el volumen paulatinamente. Estoy cansada, me está cambiando el humor, me siento completamente enajenada. Mi familia no lo entiende, piensan que me falta un tornillo, que no sé lo que quiero, que me equivoco y evidentemente no me apoyan.

En fin... ya os contaré que ha sido de mi vida, a lo mejor tardo en encontrar otra cosa (tampoco me voy a ir con las manos vacías) pero una cosa la tengo clara, como diría José Mota "lo que es irme, me voy a ir".

PD: (¡Qué bien me he quedado!)


 
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